Los usuarios padecen la mala planificación con el nuevo sistema

A casi un mes de la puesta en marcha de la tarjeta de aproximación en las unidades del transporte urbano de pasajeros de General Pueyrredon ha generado diversas sensaciones, principalmente que tanto el municipio como los empresarios del transporte avanzaron con un sistema que no estaba aceitado ni planificado como el usuario merece.

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Por Gonzalo Patrone

En estas tres primeras semanas, quienes utilizan este servicio de manera cotidiana y comenzaron a amoldarse a la tarjeta sin contacto que, por ahora convive con la magnética, encontraron diversos problemas operativos.

El primero de ellos es el mismo que se padecía con el anterior sistema: la falta de lugares para adquirir o recargar la tarjeta.

Otro de los avatares que debieron soportar tiene que ver con la falta de personal idóneo en los colectivos que expliquen cómo se utiliza la tarjeta y en ese panorama de "improvisación", muchos usuarios sufrieron que se les cobrara más de un boleto.

Los propios colectiveros reconocen de este tipo de desajustes técnicos, que incluso ellos mismos fueron descubriendo algunas situaciones como que, cuando el visor del aparato te indica error o te entrega un boleto con la leyenda "no válido" al usuario le descontó un pasaje de su tarjeta.

Resulta frecuente observar a los usuarios desconocer cómo ubicar la tarjeta sobre el lector de la máquina e ignorar si el sistema le cobró el boleto. Al respecto, el municipio le solictó a los empresarios que introduzcan un dispositivo que emita una señal sonora confirmando que el pasaje fue cobrado.

Otro aspecto criticable pasa por la falta de capacitación al colectivero o la impaciencia para comprender la actitud de aquel usuario que desconoce el nuevo sistema, en particular, con los adultos mayores.

Vale señalar que estas máquinas, que en su momento adquirieron los empresarios, son monederas que fueron adecuadas para funcionar con el sistema de aproximación y su sistema electrónico no tendría la capacidad suficiente para responder de manera efectiva a la demanda.

A las puertas de una nueva temporada estival, los interrogantes sobre cómo funcionará el sistema surge de manera tácita, así como la recurrente sospecha de que detrás de una mala operatoria del sistema se esconda un claro propósito de volver a la carga, por parte del empresariado, por las monederas.

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