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Los querellantes piden a la justicia que preserve las evidencias. Luego del allanamiento a las oficinas de Ledesma, empleados limpiaron al menos cinco dependencias, incluso en la residencia de los Blaquier. Se llevaron cajas y bolsas con papeles que podrían probar la complicidad con el genocidio.

Por Daniel Enzetti

En las madrugadas de los últimos cuatro días, entre el miércoles pasado y ayer, varios testigos denunciaron que vieron cómo personal del Ingenio Ledesma se movilizó en camionetas de la empresa, y sacó material en cajas de cartón, azules y color madera, de por lo menos cinco dependencias que la planta tiene en Jujuy.
A raíz de ello, los querellantes en la causa por la desaparición del ex intendente Luis Aredez, que llevará a Carlos Pedro Blaquier a declarar como imputado esta semana, reclaman a la justicia que adopte las medidas necesarias para evitar la destrucción de posibles pruebas que vinculen a las autoridades del Ingenio Ledesma con la dictadura.
El miércoles y jueves pasados, entre las 0 y las 4 de la mañana, el lugar elegido para los operativos fue La Rosadita, residencia principal que la familia Blaquier tiene dentro del Ingenio, en la esquina de Arrieta y Paulina, del llamado Barrio Ledesma. Testigos presenciales del operativo señalaron que los empleados se trasladaron en camionetas Ford Ranger doble cabina, y en otras con carrocería cubierta, tipo Traffic, sin identificación. Cargaron los vehículos con bultos, presumiblemente con documentación de la empresa.
En ese punto, y desde hace varios años, se encuentra ubicado uno de los archivos administrativos y contables más importantes de la planta. Se trata de varios ambientes que forman parte de una construcción emblemática, que la familia Blaquier utiliza como residencia principal.
“El lugar está pegado a lo que los lugareños llaman ‘Vieja Lechería’ y que hoy funciona como sector encargado de repartir leche en polvo a los operarios”, dijo a Tiempo Argentino una fuente que vio el operativo.
Lo que alertó a los vecinos de la región fue el despliegue, y sobre todo la hora en que se produjo. Ninguno de los lugares en donde se registraron esos movimientos fue allanado por la justicia, como ocurrió el pasado 26 de abril con oficinas donde fueron incautadas numerosas pruebas que demuestran la vinculación del Ingenio con la dictadura.
Además de las cajas, los testigos vieron carpetas, folios, biblioratos y bolsas, aunque fue imposible distinguir su contenido.
Ricardo Aredez, hijo de Olga y, al igual que su hermana Adriana, querellante en la causa contra Blaquier, confirmó el saqueo. En diálogo con Tiempo, sostuvo: “Me enteré el miércoles a la noche, por un llamado. Los dueños del Ingenio no esperaban que con la aparición del juez Fernando Poviña, la investigación se acelerara, y mucho menos imaginaban los allanamientos. Pero no creo que vayan a destruir lo que están sacando. Seguramente lo llevarán a lugares que nadie pueda ver, porque están acostumbrados a guardar y esconder todo. De esa manera siempre controlaron a la población, y ejercieron su poder absoluto, que tiene más de 100 años.”
Para Aredez, este es el momento de “llamar a la gente para que hable, para que cuente lo que ve, y de una vez por todas terminar con la impunidad de Ledesma en Jujuy. Ahora depende de la justicia la protección de los lugares en donde seguramente, como en las oficinas de Los Perales, el grupo tiene oculta mucha evidencia que lo vincula con la dictadura.”
La Vieja Lechería se levanta junto al chalet principal de La Rosadita, donde Nelly Arrieta de Blaquier creció y transcurrió su infancia, y hoy sirve de lugar de vacaciones de invierno para sus hijos, nietos y amigos más cercanos. También la frecuenta Carlos Pedro, que opta por ese paisaje todos los meses de julio. Allí entran sin pedir permiso los integrantes del actual directorio de Ledesma, que se acercan entre martes y jueves de cada semana después de volar en el avión privado de la firma.
El traslado de material en la oscuridad de la noche se produjo 15 días después que la justicia ordenara allanar otras dependencias del emporio. De aquella medida del 26 de abril, el botín más preciado por los que acusan de genocidio a los Blaquier fue un informe de inteligencia encontrado en el estudio de abogados del grupo, en el barrio Los Perales, con datos de participantes y organizadores de la Marcha del Apagón que se realizó en 2005. Ese día, además, los funcionarios judiciales pudieron apoderarse de elementos que prueban la conexión entre Ledesma y la dictadura: fotografías de la esposa de Jorge Videla con los Blaquier en varias reuniones sociales, legajos de desaparecidos, fichas con datos de militantes sociales, y material sobre la actividad sindical de la época.
La Rosadita, que históricamente estuvo rodeada por un alambrado que dejaba ver su imponencia, en los últimos días luce distinta: una cuadrilla de albañiles trabaja las 24 horas para levantar un gigantesco muro de 100 metros de frente, por cinco de alto, para evitar miradas indiscretas.
Las otras dependencias de donde la familia ordenó sacar material de archivo son la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento, un depósito ubicado frente a esa dependencia, y un sector administrativo al que muy pocos tienen acceso, en una esquina de la casa rosada.
“Es muy difícil identificar las camionetas –agrega la fuente–, primero porque todo el que se acerca a varios metros del alambrado es sacado por las fuerzas de seguridad violentamente. Pero además, porque desde hace algún tiempo las chapas de los vehículos son ilegibles.”
En la última semana, todo el grupo de seguridad de La Rosadita fue reforzado en cantidad de gente, y hay mayor cantidad de cámaras de video entre los árboles que la rodean.
Otro de los lugares de donde la empresa ordenó llevarse material es la llamada Sala de Calilegua, un campo de varias hectáreas donde funciona otro de los archivos generales de la empresa.
El casco principal, ubicado cerca de la Ruta 34, junto al Río San Lorenzo; cuenta con 16 habitaciones, un comedor central, sala para la prensa, ambientes donde el grupo organiza jornadas con empanadas y vino, y es el rincón preferido para las fiestas del directorio. Ahora dieron la orden de vaciarlo.  <


La clave

SECRETO
Desde que se reactivó la investigación sobre los vínculos del Ingenio Ledesma con la dictadura, las autoridades de la empresa ordenaron remover la identificación que tenían las camionetas para determinar a qué sector pertenecen.


Los archivos que desocuparon

La “Vieja Lechería”
Está ubicada junto a la residencia en la que Nelly Arrieta de Blaquier creció y transcurrió su infancia, y hoy sirve de lugar de vacaciones de invierno para sus hijos, nietos y amigos más cercanos. También la frecuenta Carlos Pedro en los meses de julio.


La Biblioteca Domingo Sarmiento
Se trata de un depósito que incluye un sector administrativo al que muy pocos empleados de la empresa tienen acceso, en una esquina de la casa rosada. También de allí se llevaron documentación de madrugada.


Sala de Calilegua
Está en un campo de varias hectáreas donde funciona otro de los archivos generales. El casco principal cuenta con 16 habitaciones, un comedor central, sala para la prensa, ambientes donde el grupo organiza las fiestas del Directorio.   


“La Rosadita”, residencia central
Fue el primer predio que vaciaron, entre el miércoles y jueves. Es la residencia de la familia dentro del Ingenio. Un grupo de albañiles levanta allí contra reloj un paredón de cinco metros para evitar miradas de curiosos.

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