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Notas oficiales intercambiadas por los gobiernos argentino y peruano en 1833, cuando Gran Bretaña tomó las islas Malvinas, y comunicaciones de autoridades peruanas con funcionarios argentinos y estadounidenses durante la guerra de 1982, recientemente desclasificadas por Perú, fueron presentadas en Buenos Aires.

Los documentos fueron exhibidos días atrás en la sede de la Cancillería argentina por el congresista peruano Víctor García Belaúnde, quien era secretario del Consejo de Ministros en 1982, durante la presidencia de su tío Fernando Belaúnde Terry.

García Belaúnde presentó fragmentos de desgrabaciones de siete conversaciones telefónicas que Belaúnde Terry y su canciller, Javier Arias Stella, mantuvieron con diversos interlocutores entre el 1 y el 3 de mayo de 1982.

Por esos días, el gobierno de Estados Unidos aún intentaba mediar para evitar el conflicto armado entre la Argentina -cuyas tropas habían desembarcado el 2 de abril en las Malvinas y desde entonces controlaban el archipiélago- y Gran Bretaña, y había recurrido a los buenos oficios de Belaúnde Terry debido a la histórica amistad entre la Argentina y Perú.

En la primera de esas comunicaciones, ocurrida el 1 de mayo por la mañana, el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Haig, advierte a Belaúnde que “los ingleses vencerán” porque “tienen un armamento muy sofisticado que los defensores de las islas, por valiente que sea su resistencia, no podrán contrarrestar”.

Esa noche, el canciller peruano, Javier Arias Stella, tomó contacto con su colega argentino, Nicanor Costa Méndez, para “auscultar los ánimos de predisposición ante un eventual ofrecimiento” de un plan de paz y “tuvo que esforzarse mucho” para que el presidente argentino, Leopoldo Galtieri, accediera a conversar con Belaúnde.

El intercambio telefónico entre los dos mandatarios se produjo finalmente en la madrugada del 2 de mayo. “Es mi deber decirle que he creído ver en el secretario de Estado (Haig) una honda preocupación por una cierta intransigencia del otro lado (Gran Bretaña)”, le advierte Belaúnde a Galtieri.

El presidente de facto argentino, que llamaba a Belaúnde “doctor” pese a que era arquitecto, le responde: “Nosotros no vamos a cambiar la soberanía por nada, doctor, eh... Mire, doctor, en la Argentina, después de 150 años (de usurpación de las Malvinas por Gran Bretaña), uno año o dos no me preocupa. Lo que me preocupa es que no sea un año sino 150 años más.”

En la mañana del 2, Belaúnde Terry conversó con Costa Méndez acerca de aspectos formales del texto de la propuesta de mediación que llevaba adelante el gobierno peruano.

Al mediodía volvieron a conectarse Belaúnde Terry y Galtieri. “Sí, por supuesto, lo que habló Costa Méndez vale, pero no me obligue a darle una respuesta porque no puedo; comprenda, yo también tengo mi senado y debo consultarlo”, dijo el mandatario argentino.

Según García Belaúnde, el presidente peruano nunca supo si la metáfora del senado se refería a la opinión pública o al resto de la cúpula militar, dado que durante la dictadura argentina no funcionó ninguna forma de parlamento.

Como es sabido, el llamado “Plan de paz” de Belaúnde Terry proponía la “cesación inmediata de las hostilidades”, el “retiro simultáneo y mutuo de las fuerzas” y la “presencia de representantes ajenos a las dos partes involucradas en el conflicto para administrar temporalmente las islas”, entre otros aspectos, con el objeto de entablar negociaciones para que “antes del 30 de abril de 1983” pudiera suscribirse un “acuerdo definitivo”.

Galtieri y Belaúnde conversaron una vez más en los primeros minutos del 3, cuando ya era público que las tropas británicas habían torpedeado al crucero argentino General Belgrano fuera de la zona de exclusión.

“Habíamos quedado en seguir profundizando (la propuesta peruana con la cúpula militar argentina), dado que el tema es la paz y la soberanía argentina, pero todo esto, señor presidente, se ha visto tremendamente afectado y trastocado por la actitud británica al torpedear al crucero General Belgrano”, señala el mandatario argentino.

“El gobierno argentino no está dispuesto ante esta presión militar a aceptar ninguna negociación; preferimos morir de pie que vivir arrodillados”, agrega Galtieri, quien por entonces creía que el buque no había sido hundido sino que estaba “al garete”.

Las comunicaciones desclasificadas se completan con un diálogo entre Arias Stella y Costa Méndez, en la mañana del 3, en el que el canciller argentino confirma que la cúpula militar se había enterado del ataque al Belgrano mientras analizaba el plan de paz de Belaúnde.

“Eso en la Marina suscitó una indignación muy grande, a mi juicio muy justa, porque ellos dicen que esto no pudo haber sido determinado sino por el satélite, de tal manera que ellos ven la mano de Estados Unidos atrás”, dice Costa Méndez.

Por otra parte, García Belaúnde exhibió copias facsimilares de notas guardadas en el archivo de la Cancillería de Perú, muy probablemente inéditas en la Argentina, que fueron intercambiadas por las autoridades de ambos países en 1833, a partir de la invasión de las Malvinas por parte de Gran Bretaña.

Ese intercambio se produjo a partir de la solicitud de antecedentes por parte del ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de la provincia de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza (entonces las Provincias Unidas del Río de la Plata carecían de gobierno nacional y las relaciones exteriores estaban a cargo de las autoridades bonaerenses) y del cónsul general argentino en Perú, José de Riglos.

La inquietud los funcionarios argentinos, respondida tiempo después por el canciller peruano, Manuel del Río, se debía a que antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776, las Provincias Unidas, y por lo tanto las Malvinas, formaban parte del Virreinato del Perú.

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