Crecimiento e inclusión

La política es un medio y no un fin en sí mismo. En nuestro caso, un medio para el cambio de realidades conservadoras y anquilosadas en el tiempo, que siempre beneficiaron a unos pocos.

Por Alicia Kirchner

La frase pertenece a la presidenta, Cristina Fernández, a título del traspaso del servicio de subterráneos a la Ciudad de Buenos Aires y a la política de subsidios. No es nueva esta posición. La política tiene que ver con la discusión de ideas, las propuestas enriquecedoras, el debate sobre los conflictos inherentes a los factores de poder y, sobre todo, con las realizaciones transformadoras de la realidad. Por eso la política se mide por los resultados y no por fallos judiciales. El presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti marcó la necesidad de trabajar por un “modelo de justicia más cercano a los intereses de los argentinos”, y pidió “que los conflictos no sean siempre juicios”, agregó que la Constitución le otorga poder a los jueces para “evitar abusos de poder” sin “sustituir la gobernabilidad por parte de los otros poderes del Estado”.
La política es un medio y no un fin en sí mismo. En nuestro caso, un medio para el cambio de realidades conservadoras y anquilosadas en el tiempo, que siempre beneficiaron a unos pocos y sometieron a las mayorías nacionales y populares.
Por lo demás, el ejercicio de la política no es un juego. Obedece a estrategias de conducción a partir de situaciones concretas. Si en el año 2003, Néstor Kirchner no se hubiera puesto al hombro la crisis del país, hoy miraríamos al mundo desde el subsuelo al que nos había condenado la dura etapa del neoliberalismo.
Desde 2003, hubo que responder a la legítima protesta social. Nunca le temimos al conflicto social, porque es inherente a la democracia. Sí en cambio advertimos sobre los excesos. Lo importante fue y es dar respuestas. Porque de eso se trata. Es necesario asistir la demanda, pero lo más importante fue y seguirá siendo la creación de fuentes de trabajo, porque “gobernar es crear trabajo”. La política entonces, se orienta al crecimiento con inclusión social.
Quisieron empujarnos a la represión del conflicto social. Vieja fórmula de agudizar las contradicciones, utilizada en otras etapas más ideologizadas de nuestra historia. Después vinieron otras compulsiones a la judicialización y a su intencionalidad, las evidencias: artículo 161 de la Ley de Medios, las AFJP, la participación del gobierno nacional en los directorios de las empresas de capital nacional, etcétera. En realidad, la judicialización es la falta de políticas de quienes se colocan en la vereda de enfrente, con la vista puesta más en especulaciones electoralistas que en el bienestar de los argentinos.
Apostamos al Proyecto Nacional y Popular. Y lo ponemos en práctica desde la gestión, con sus aciertos y errores. Porque esa es la práctica popular. No hay modelo de país viable si no es legitimado por el pueblo y su poder. Estar sujetos a la justicia de ninguna manera significa aceptar la judicialización de la política, en actitud farandulera. Hay que tener en cuenta siempre que, como decía Juan Perón, “la acción política es una lucha de voluntades”. Por eso, la acción política no es solamente gestión de gobierno. Se gobierna para todos los argentinos, pero con el sustento que da el pensamiento ideo-político.
No es trabajar para las urnas, sin dejar de reconocer su importancia en el sistema democrático. Pero cuando los ciudadanos hablaron a través de las urnas, hay que acompañar a quienes fueron elegidos, sin escudarse en planteos judiciales para bloquear lo que las urnas determinaron.
Hoy la mayoría de los argentinos asumen que las transformaciones se hacen desde la política como instrumento. Sobre todo los jóvenes, que lo hacen con convicciones y sin reservas.
Somos como pueblo protagonistas de estos nuevos tiempos para la Argentina, por ello es indispensable fortalecer nuestras identidades y corresponsabilidades como ciudadanos y ello nos exige hacernos cargo construyendo colectivamente.
Y recordar que la política es sólo un instrumento para la realización de los pueblos y que judiciadizarla es una patología propia de la adolescencia de algunos políticos que no aceptan el resultado de las urnas.

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