Reconstrucción de la política nacional

Néstor Kirchner heredó un Estado descuartizado, débil cada una de sus partes y estructurado no a favor del bien común sino de cada uno de los segmentos de los poderosos en la Argentina.

Por Ernesto F. Villanueva

Poco antes de la victoria electoral que lo llevaría a la presidencia, en su reducto de la Casa de Santa Cruz, Néstor Kirchner nos decía –en una reunión informal– que “durante mucho tiempo ellos han gobernado con nuestro Estado; ahora, desgraciadamente nosotros tendremos que gobernar con el de ellos”.
En esta dramática simplificación, Néstor afirmaba dos cosas: los límites de su gobierno y las tareas a desarrollar. Por supuesto, las primeras se refirieron a romper el corset de la corporación financiera global y a reconvertir las Fuerzas Armadas con un sentido nacional. Esos objetivos se han cumplido en gran medida aunque, por supuesto, estas tareas siempre requieren más y más esfuerzos, en particular la primera dada la hegemonía mundial que mantienen.
Néstor Kirchner heredó un Estado descuartizado, débil cada una de sus partes y estructurado no a favor del bien común sino de cada uno de los segmentos de los poderosos en la Argentina.
Estado descuartizado a través de varios mecanismos. En particular, aquí hay que destacar las diversas agencias que se fueron desprendiendo de la órbita del Poder Ejecutivo. Antes, este proponía los jueces y el Senado daba su acuerdo. Ahora, media la estructura del Consejo de la Magistratura en la que el Poder Ejecutivo no siempre tiene la mayoría. Antes, el Banco Central operaba en consonancia con las políticas económicas que impulsaban los gobiernos. Durante más de tres lustros, el Banco Central se convirtió en una estructura extra poder, autónomo, casi soberano, es decir, dependiente de las decisiones del gran capital financiero. Recién, hace menos de un mes ha podido revertirse esta situación. Y podríamos citar ejemplos en todas las áreas y ministerios.
Estado débil porque cada parte era enclenque en sueldos, infraestructura, carrera profesional, cadena de ascensos, equipamiento, etcétera. Recordemos el colador que era la Aduana o las privatizaciones de hecho en la recepción de parte de las retenciones y de ingresos fiscales en las cosechas. Lograr que la vieja DGI se tornara en una AFIP ágil y con llegada a su objetivo, teniendo además el control del comercio exterior, fue una tarea ímproba aunque silenciosa que va logrando sus frutos.
Estado colonizado por los poderosos. El secretario de Agricultura era propuesto por los integrantes de la futura Mesa de Enlace, el presidente del Banco Central por los estamentos financieros. El ministro de Economía tenía un poder superior al presidente electo por el voto popular. Y cuando los gobiernos son manejados por los presuntos técnicos siempre es en contra del pueblo, desde Platón hasta nuestros días.
Lentamente, eso fue corrigiéndose. Incluso, podemos periodizar el gobierno de Néstor y el de Cristina atendiendo casi exclusivamente a los pasos sucesivos para recuperar un poder de decisión para quienes son electos democráticamente, haciendo retroceder a las corporaciones. En ese sentido, el conflicto con las patronales agrarias sintetiza de manera casi paradigmática aquellos límites y los avances logrados.
Más aun, podemos afirmar que en estos temas se juega el significado mismo de la democracia. ¿Esta es una forma de gobierno de las mayorías? ¿O es una forma de gobierno que asegura la subsistencia de minorías? Si entendemos por minorías a las mujeres, los homosexuales, los pueblos originarios, es una cosa. Si entendemos por minorías a las corporaciones agrarias, las judiciales o los grandes financistas, es otra.
Tanto Néstor como la presidenta han llevado a cabo gobiernos transparentes en cuanto a sus objetivos. Los que vemos todo lo que se ha avanzado no podemos menos que aplaudir, acompañar y apoyar. Aquellos progres o izquierdistas que sólo ven todo lo que falta tienen miradas tan exigentes que se asimilan en su accionar, y mucho, a quienes pretenden una democracia encorsetada.
Incluso, podemos leer en esta clave el conflicto de estos días por las maniobras en contra del vicepresidente. Corporaciones económicas utilizando corporaciones judiciales, superpuestas a los intereses del gran opositor mediático, que lucha por su subsistencia misma.
No hay duda: la presidenta aprovecha cada problema no sólo para consolidar sino para profundizar un esquema que cada vez le devuelve más poder al pueblo. Eso fue reconocido en las elecciones recientes y es el rumbo que legitima la reconstrucción de la política nacional y la fe de los jóvenes en que cambiar es posible y que nuestro país es digno de ser vivido.

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