El gobierno entregó 21 millones de unidades gratuitas en tres años

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Según las autoridades, la distribución de los focos permitió que el país ahorre un 3% de su demanda eléctrica, o el equivalente a la potencia que genera una central atómica Atucha II.

Por Leandro Renou

El Ministerio de Planificación Federal informó ayer que a tres años del lanzamiento del programa nacional de uso racional y eficiente de la energía (PRONUREE), se entregaron 21 millones de lámparas de bajo consumo en seis millones de hogares argentinos.
La entrega de estos focos de alto rendimiento representó para el país un ahorro de entre 400 y 650 megavatios de potencia, o el 3% de la capacidad de generación instalada en nuestro país. “Equivale a casi una central Atucha II completa”, explicaron a Tiempo Argentino desde la cartera que conduce Julio De Vido.

El recambio también repercutió en el ámbito privado, ya que el mercado de lámparas de bajo consumo, que en 2007, previo al comienzo del programa, era de 16 millones de unidades comercializadas anualmente, en la actualidad asciende a 44 millones. Según datos del mercado a los que accedió este diario, una lámpara de bajo consumo de 19 watts, que equivale a una incandescente de 70 u 80 watts, cuesta alrededor de $ 18, mientras que una incandescente se consigue a $ 3. Pero hay una enorme diferencia de rendimiento: las de bajo consumo permiten un ahorro del 80% con una vida útil superior a las 6000 horas, en tanto que las incandescentes de buena calidad pueden llegar a una vida útil máxima de 1000 horas. La proporción es que una de bajo consumo equivale en consumo a seis incandescentes.

Oscar Dores, director de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec), explicó a este diario que la sumatoria de lámparas distribuidas oficialmente más las ventas privadas es algo muy importante, porque “en un hogar, el 30% del consumo total proviene de la iluminación artificial”, y aclaró que “nadie puede estar en contra de cuidar la energía para que en el futuro a sus hijos no les falte el suministro”.

En el reparto que hizo el gobierno (con lámparas importadas de China y Cuba, cuatro unidades por hogar) participaron activamente más de 2000 municipios y localidades de todo el país, y la entrega la realizó gente del propio Ministerio de Planificación y de las distribuidoras de electricidad, cooperativas, ONG y sindicatos de todo el país.
El recambio de lámparas, una parte del Plan de Uso Racional que incluyó además el fomento de inversiones en energías renovables y biocombustibles, fue una de las primeras medidas de gobierno de la presidenta Cristina Fernández. Por ley nacional, desde el 1 de enero de 2011 queda estrictamente prohibida la comercialización de lámparas incandescentes en todo el territorio nacional.

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