Opinión

Esta declaración indica que para un argentino beber vino es un acto vinculado a su tradición, es parte de su modo de ser, de las costumbres heredadas de sus ancestros.

Por Nicolás Catena Zapata *

Mi experiencia viviendo fuera de la Argentina me ha permitido entender que tengo hábitos culturales propios de mi nación que me hacen sentir y ser percibido culturalmente como distinto por otros. Y eso me ha dado peculiaridad, allí, lejos de mi patria. Me ha dado seguridad en mí mismo.

El vino es parte de la vida familiar. Recuerdo especialmente las comidas con mis padres. Esta bebida une a los que se reúnen alrededor de la mesa. Siempre sentí que había algo en el vino que invitaba a la franqueza, a la comprensión y al afecto entre las personas que lo comparten.

Me permito suponer que esta declaración colocará al vino en un lugar único en el mundo de las bebidas nacionales. Confirmará algo que todos los argentinos ya sabemos. Que si hay que pensar en una bebida que nos argentiniza y ayuda a pensarnos como una gran nación, sin duda es el vino.

* Doctor en Economía, propietario de Catena Zapata y Bodegas Esmeralda, su familia lleva cien años haciendo vinos en el país


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