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Alguna vez, Groucho Marx se excusó de sumarse al Pen Club con una frase memorable: Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo.

Por Eduardo Anguita

Algunos socios del Club La Nación, cuando se enteren de quiénes financian esa tarjeta de descuentos, deberían ir pensando en alguna salida elegante. Porque los jugosos descuentos de ese plástico en cines, hoteles, restaurantes y otras diversiones no sólo tienen por objeto “inflar” escandalosamente los lectores del diario de los Mitre sino trasladarles la cuenta a todos los argentinos. Así de simple: uno se suscribe para recibir el diario desde la tarjeta de crédito, la pone en débito automático y se olvida de todo. Total, con lo poco que cuesta y lo mucho que uno puede gastar en diversión, leer es lo de menos. Eso sí: con una tirada mayor, los agentes comerciales de La Nación cobran más caros los avisos. Entonces, un lector que haya estudiado marketing dirá: al aumentar los ingresos se cubren los gastos. Lo cierto es que el diario de los Mitre se cubre de otra manera: evitando cumplir sus obligaciones con el fisco. Alguien dirá: ¿los Mitre / Saguier no pagan los impuestos? Los datos de la Afip parecen ser suficientemente reveladores.
Todo esto adquiere especial interés periodístico cuando el matutino se sumó con entusiasmo a la campaña para denunciar que el vicepresidente Amado Boudou firmó un despacho que el periodista Hugo Alconada Mon calificó, el viernes pasado, con una poética digna del Dante, como “trámite burocrático notorio”. Se refería al expediente ordinario S01:0413101 de noviembre de 2010 para que Ciccone Calcográfica “obtuviera una moratoria con una tasa de interés y plazos de pago excepcionalísimos”. Normalmente, la Afip negocia con los contribuyentes, tanto en casos judiciales –como el caso Ciccone en ese momento, declarada en quiebra– como en casos de deudas que no llegaron a los tribunales. Dado que se trata de una institución dependiente del Ministerio de Economía, además de informes de conveniencia y factibilidad, se requiere la conformidad de la máxima autoridad. Es decir, lo que descubrieron La Nación y Clarín no tiene ningún vicio formal, de modo que tanto el fiscal Carlos Rívolo como el juez Daniel Rafecas, que entienden en la causa abierta contra el actual vicepresidente, no verán más que un “trámite burocrático notorio” y no un delito.
Pero aunque lo formal es de fondo en los casos de rectitud en el ejercicio de la función pública, hay otro tema de fondo muy preocupante que queda plasmado en esta campaña que no sólo apunta a Boudou –y por elevación a la Presidenta– sino también a toda la sociedad. Quieren demonizar una gran virtud. Y no es que a juicio de este cronista cualquier cosa que salga de la Casa Rosada sea perfecta, pero en materia tributaria no sólo es importante que se eleven los niveles de recaudación. Porque en este punto uno puede coincidir con el –imaginario– lector de La Nación que decía: a más diarios vendidos más recaudación publicitaria. En este caso es: un crecimiento “notable” (un guiño a Alconada Mon) de la demanda agregada permite un aumento “notable” de la recaudación.
Hay algo más, y decisivo. Lo que firmó Boudou en su momento fue la base para un acuerdo que permitiera retomar los 300 puestos de trabajo de los obreros gráficos y empleados de Ciccone. Desde mediados de 2010, los trabajadores de esa empresa empezaron a moverse. Una pequeña anécdota: este cronista cruzaba Leandro Alem –a muy pocas cuadras del “notable” edificio que Techint hizo para La Nación– y se le acercaron dos personas con volantes a favor de Ciccone. Lo primero fue pensar “mamma mia”, por la historia oscura de Ciccone. Lo segundo fue pararse a charlar con los muchachos, que eran trabajadores de la empresa. Luego fueron a Radio Nacional a dar cuenta de la situación que atravesaban y, meses después, otra entrevista, cuando ya estaban con la planta de Pacheco en funcionamiento. Entonces, en vez de liquidar bienes por vía judicial para cobrar las acreencias, el Estado logró no defraudar a los contribuyentes, dado que esos trámites “notables” sirven para cobrar los impuestos. Y, lo más importante, el Estado actuó como el núcleo de poder que se ocupa de las poblaciones vulnerables. Aunque suene tremendo para los socios del Club La Nación: como un Estado del y para el pueblo.
¿Qué pensarían los periodistas de La Nación si la empresa despidiera a sus compañeros de la planta gráfica que, al igual que los de Ciccone, se quedarían sin trabajo? Pues bien, en 2010, La Nación decidió reducir la planta de empleados gráficos y, durante meses, hubo conflicto. Contaron con el respaldo de sus delegados y de la Federación Gráfica Bonaerense, aunque no con notas periodísticas de sus colegas de la redacción. Muchos gráficos perdieron su trabajo.
¿Qué pensarían los periodistas de La Nación si la empresa no pagara sus compromisos con la Afip? Pues bien, no los pagan en tiempo y forma, tienen deudas “notables”. Al respecto, el viernes, habló Ricardo Echegaray, titular del ente recaudador: “El diario La Nación publicaba a fin de año una situación de la deuda que tiene con la Afip desde 2003, por lo que entendemos una apropiación indebida de contribuciones patronales computadas como IVA por 168 millones de pesos. Nuestra estrategia es lograr que el medio se convenza de que debe pagar sus impuestos”.
Ahora bien, el argumento de los empresarios, en caso de cualquier intimación, sería: “¡Cuidado con los K! ¡Ahora vienen por la libertad de expresión!”. Pero Echegaray los trató con guante blanco. A ver, si algún día la autoridad fiscal se cansa o el “notable” Club de descuentos La Nación hace aguas: ¿no les gustaría a los “notables” colegas de La Nación que la Afip y el ministro de Economía se interesaran en algún plan para conservar las fuentes de trabajo? ¿O, acaso, estarían de acuerdo con un remate donde se venda por bueno algún original de Bartolomé Mitre y no pueda venderse el talento del periodista o el oficio del gráfico o el arte del diagramador y el reflejo del fotógrafo? ¿No es mejor vivir en una sociedad donde se proteja a los grupos vulnerables y se los respete en sus organizaciones colectivas y que el Estado, que es de todos, sea para todos?.

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