Conflicto docente
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Este gobierno democrático pos-dictadura militar es el que más ha hecho por la recuperación del derecho social a la educación, el que más porción del PBI le ha destinado.

Por Ariel Garbarz

Una cosa es desconocer la realidad y otra muy distinta es negarla, conociéndola.
La secretaria general del gremio docente CTERA, Stella Maldonado, no fue justa cuando aseguró que la presidenta Cristina Fernández “evidenció un desconocimiento de la realidad”, y agregó que “ningún docente trabaja cuatro horas diarias, se hace mucho trabajo fuera de la escuela que nadie paga, por otra parte, y los tres meses de vacaciones son una leyenda”.
La que no puede desconocer la realidad es la representante de la Confederación de los Trabajadores de la Educación. No sólo los docentes y directivos saben muy bien cuáles son sus vacaciones reales y horario laboral efectivamente trabajado en cada establecimiento, sino las millones de familias con hijos escolarizados. Son las que sufren esos exclusivos y extensos tres meses de vacaciones, así como también las mucho menos de cuatro horas diarias que los maestros y profesores terminan estando frente al aula a lo largo del constantemente interrumpido año lectivo. Las horas de trabajo que superan esas cuatro horas diarias, fuera del aula o de los establecimientos, las cumplen muchos docentes dedicados y responsables para mejorar la calidad de su tarea, pero no integran la jornada laboral formal a la que se refirió la presidenta y  son imposibles de cuantificar.
Veamos por qué Cristina no está mal informada respecto a las vacaciones docentes, como le criticó la dirigente gremial en sintonía con la oposición. Las de verano, denominadas Licencia Anual Ordinaria en el Estatuto del Docente, son de 30 días hábiles desde el 2 de enero, o sea resultan 45 días corridos, pero en la práctica empiezan la última semana de diciembre (casi siempre el 23 ) y terminan el 28 de febrero, porque solo hay que presentarse a trabajar la segunda quincena de febrero si las escuelas los convocan en forma fehaciente para reuniones o jornadas de capacitación especiales. Ahí ya tenemos dos meses y una semana. Si le sumamos las dos semanas de vacaciones de invierno ya estamos en dos meses y tres semanas, o sea casi tres meses. Pero el abultado y meritorio listado de 24 tipos distintos de licencias especiales, extraordinarias, justificaciones y franquicias,  que los docentes lograron gracias a sus luchas durante décadas, entre las cuales hay otros seis días por año y hasta dos días mensuales que pueden ausentarse por cualquier razón particular y sin justificar llevan las reales vacaciones y licencias de la inmensa mayoría de los docentes de todos los niveles a más de tres meses en el año, tal cual afirmó Cristina Fernández.
La dirigente Stella Maldonado también agregó “Creo que particularmente respecto del tema que sólo queremos hablar de salarios evidentemente el ministro de Educación no le ha transmitido a la presidenta que desde hace muchos años la CTERA plantea propuestas que tienen que ver con recuperar el derecho social a la educación, con recuperar la centralidad del conocimiento.”
Claro que esas propuestas han sido planteadas y es reconocido por toda la comunidad educativa que este gobierno democrático post dictadura militar que más ha hecho por la recuperación del derecho social a la educación, que más porción del PBI le ha destinado y que más estructura en nuevas escuelas, redes y netbooks ha montado en todo el país para la democratización del acceso al conocimiento y para recuperar su igualdad de contenidos y centralidad. Pero la realidad que la presidenta y todos los argentinos no desconocemos, y que niega la secretaria general de CTERA, es que los reclamos insatisfechos, negociaciones y medidas de fuerza, siempre se vincularon a salarios y no a recuperar y mejorar la calidad educativa y los derechos de los educandos.

http://tiempo.infonews.com - 050312